Marcos Freites
Género: Poesía
Fragmento:
La poesia es cosa de todos o nunca intentes
emborracharte lejos de casa
Taxis anclados frente a Plaza Pringles.
La lluvia cae sin hacer ruido
sobre la calle sucia.
El miedo.
La suma de todos los miedos.
Las distintas formas de cerrarle
la boca al amor,
que a esta hora
empieza a hablar de más.
Lo que los espejos deforman.
La carcajada que niega la tristeza.
La puerta de un ropero que al abrirse
deja ver el torso desnudo
de un funcionario público.
Todas las cosas que no nos atrevemos a decir.
La ciudad mental.
Una esquina, otra esquina allá,
los malentendidos de siempre.
Los héroes de la obediencia laboral.
Este largo simulacro
en el que nos desangramos, todos los días.
Todas las personas
quieren ser como vos.
Tomar un Viñas de Balbo con vos
es todavía más divertido que ir a militar
o ver un documental sobre las anguilas europeas.
Ves los pájaros volar en círculos
& decís:
Me voy a ir otra ciudad, a otra tierra,
debe existir una ciudad mejor.
Todo esfuerzo aquí es una condena.
No vas a ir a ninguna parte,
responde la estatua ecuestre.
La ciudad te seguirá,
darás vueltas por las mismas calles,
nunca saldrás de las cuatro avenidas.
Donde vayas te encontrarás con San Luis.
Quiero que me mostrés tu cara,
que me dejés ver todo lo que has comprado.
Vos sabés mejor que nadie,
que nada va a cambiar,
los que golpean dentro de tu cabeza
seguirán ahí,
hasta que uno de los dos
decida declarar la guerra.
Todas las puertas están cerradas.
Quizás es la ropa que llevamos,
quizás es la careta que compartimos,
quizás sea la belleza y su contradiccción.
Tal vez es lo que nos persigue
y no nos alcanza.
Las vidrieras y sus tristezas.
Saldos de un mundo roto.
Amanece.
Todo nos asquea,
hasta las palabras de aliento.
El auto se detiene frente al hotel,
tres rubias bajan,
miran a los obreros
que pican la pared de la casa de enfrente.
Una de ellas recuerda una habitación
que se parecía a un armario,
las gotas que caían despacio
sobre un balde rojo,
las manchas dibujando
un grito en los azulejos.
San Luis, trescientos treinta y tres pesos,
con cuarenta centavos.
No puedo soportar esta malaria.
Los sueños están girando fuera de mi alcance.
Nunca encontré las palabras apropiadas
para nombrarte.
Todavía veo reflejado el rostro de tus muertos-vivos
en el trozo de espejo con que rasgué mis venas.
San Luis, estoy tratando de llegar con vida a casa.
AUTOR/A
Nació en Nogolí, San Luis. Es poeta, editor en Perniciosa Ediciones, integró la banda de dream-pop “Devoradores de caníbales”. Publicó los fanzines “El granero solitario” (2000) “Vaqueros cósmicos” (2002) y “Cóctel de pasión (2008). Además, es autor de los poemarios “La mano inquieta”, “Belanova”, “Peces fumadores”, “Pura pose”, y “Todos los bellos disturbios”. Además, organiza hace diez años, los Abiertos de Poesía en la ciudad capital.